sábado, noviembre 14, 2015

Más allá del odio debemos encontrar a la humanidad

Es duro, muy duro soportar tanta barbarie, estoy triste realmente porque la sin razón arrebata vidas en nombre del fanatismo, el odio tiene límites insospechados y es capaz de llevar a las personas a lugares sin retorno.

Esta noche la humanidad ha sobrepasado uno de esos limites que a mi juicio parecían insalvables, seguramente soy un ingenuo, creo que mi ingenuidad crece con la edad, será porque cada día anhelo más vivir en un lugar donde la vida sea algo más que pasar días, algo más que lo inmediato y donde las personas amen, sientan, admiren, respeten, donde los derechos humanos sea algo más que una carta, donde la ternura sea ese calor necesario para evitar la frialdad de los seres humanos.

Somos obstinados, sí, las personas me da la sensación que se nos llena la boca con la historia pero no aprendemos de ella, vamos perdiendo nuestra inocencia a golpe de violencia, a golpe de cuestiones consentido.

Recuerdo mi niñez y mis miedos, recuerdo como mis ti as me calmaban cuando me veían con cara de miedo ante cuestiones como la muerte de alguien cercano, o recuerdo cuando viaje por primera vez al País Vasco, en aquella época donde en nuestro país la violencia estaba muy presente a diario, nunca lo he entendido, quizás sea porque no aprendo que la violencia en innata del ser humano, pero yo soy de las personas que creo que el amor el sentido, la sensibilidad son las medidas para erradicar el odio.

Hablar de terrorismo es lo fácil, pero me pregunto que lleva a determinadas personas a ejecutar ordenes como las de ayer, que lleva a un ser humano a matar si no es por locura o perdida de humanidad, se que mueve al que da la orden, poder, dinero, y poco más. Suelen vestirlo y decorarlo con cuestiones religiosas o de orden político, pero detrás hay lo que en nuestra humanidad llamamos pecados capitales.

No sería justo pasar por alto el caldo de cultivo que occidente ha permitido, barbaries por acción u omisión, pero de cualquier modo bien maceradas con oportunismo por aquellos que ven en cualquier momento, el momento adecuado para imponer sus tesis, sus posturas o simplemente su egoísmo.

Hasta este momento 128 vidas apagadas en la noche del eterno París, 128 historias sesgadas que jamás podrán llegar más allá de la sinrazón de unos cuantos.

Yo me declaro activista de la paz, del amor, de las personas, de recobrar la humanidad y voy a luchar contra la violencia y la intolerancia, por ello quiero dejar como declaración una frase de Mahatma Gandhi y compartirla con aquel que me lea:

"Humildemente me esforzaré en amar, en decir la verdad, en ser honesto y puro, en no poseer nada que no sea necesario, en ganarme el sueldo con el trabajo, en estar atento siempre a lo que como y bebo, en no tener miedo, en respetar las creencias de los demás, en buscar siempre lo mejor para todos, en ser un hermano para todos mis hermanos"

Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en le mundo.

#jesuisparis

Manuel Nogales Romero